lunes, 15 de septiembre de 2008

La Ley de dependencia, una baza que sigue sin tocar a todos

La ley de Dependencia ha beneficiado a 345 personas y ha creado 70.000 empleos


Daniel junto a su familia (Foto: familia de Daniel).
Actualizado domingo 14/09/2008 06:40 (CET)
ROCIO CADIERNO
MADRID.- La ley de Dependencia entró en vigor en todo el Estado español el día 1 de enero de 2007 y según el Gobierno ya se han beneficiado 345 personas y ha generado 70.000 empleos. Sin embargo, a día de hoy son muchas las familias que en España todavía esperan recibir las prestaciones.

Neus, que reside en Cataluña, tiene un hijo de 11 años que padece autismo, Joel. Aunque no se rinde, está cansada de hablar "de lo mismo de siempre", pero "si lo hubieran arreglado hablaríamos de otra cosa".

Se queja de la forma en la que se determina el grado y nivel de dependencia de una persona, puesto que en la baremación se pregunta si el individuo dependiente puede realizar actividades como comer o beber solo. ¿Cuál es el problema? que una persona autista puede realizar este tipo de actividades, pero "no es consciente de lo que come o bebe". Es decir, igual que puede beber agua, puede tomar "lejía".

Por esta razón, Joel obtuvo el grado dos y el nivel dos. Sus padres reclamaron a la justicia y presentaron un informe que demostraba que su hijo era un gran dependiente. Consiguieron una sentencia judicial que les dio la razón, no obstante problemas administrativos han impedido que todavía hayan recibido las prestaciones que les corresponden.

El 'Derecho a vivir en casa'
Francisco Chico, o Patxi como le llama todo el mundo, es tetrapléjico, tiene 49 años y hace dos, se encerró "durante 24 horas" con otros miembros del Foro de Vida Independiente para conseguir una entrevista con el entonces ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, en la sede del Imserso, que les permitiera "pulir la ley de dependencia".


Lucía y Carmen (Foto: Carmen).
Hoy, afincado en Málaga, continúa luchando por una normativa "mejor" o contra ella, puesto que aunque en "octubre de 2007" obtuvo el máximo grado de dependencia todavía no ha podido solucionar su situación.

Se queja del "poco tacto de la ley" a la hora de enviar a los asistentes personales, manifiesta que "no somos pedazos de carne" y, por esta razón, no pueden mandar a "cualquier persona sino que necesitamos un especialista".

Explica además, que él necesita una persona "8 horas del día 7 días a la semana" y que el dinero que la ley le presta le impide estar atendido, puesto que la persona contratada necesita sus días libres y no puede permitirse contratar a dos.

Recuerda la "Convención para los derechos de las personas con discapacidad", su derecho a "asistencia personal", a "vivir en casa" y, finalmente, añade "cumplimos, pero no cumplimos".

La retroactividad y las enfermedades degenerativas
Por su parte, Daniel Guilabert tiene 23 años, vive en Elche (Alicante)y sufre una parálisis cerebral de grado 3 nivel 2. Hace dos años salió del centro de educación social al cumplir el límite de edad y no pudo acudir a ningún centro de día. Como consecuencia, su madre tuvo que abandonar su trabajo para atenderle.

También solicitaron las prestaciones de la ley de dependencia, en su caso en mayo de 2007, en agosto les ha llegado el PÍA (Programa Individual de Atención) , pero tardará tres meses más en resolverse.

Juan José, el padre, se queja de que esta ley en Valencia no tiene "carácter retroactivo", es decir, que las ayudas aportadas se comienzan a dar no "desde que se solicitaron, sino desde que te dan el PÍA". Mientras, su mujer continúa "sin trabajar fuera de casa", puesto que el "centro de día" al que acude ahora Daniel, que les cuesta "100 euros mensuales, cierra a las cuatro de la tarde".

Otra que se enfrenta a las carencias de la ley es Carmen Server. Esta madrileña es la madre de una niña de nueve años, Lucía, que sufre leucodistrofia metacromática, una enfermedad neurodegenerativa. Sever solicitó las ayudas en junio de 2007, pero todavía no ha disfrutado de nada, porque a Lucía la dieron un grado 2 nivel 2 y decidió presentar un recurso.

Lucía hoy ni oye, ni ve, ni habla. En mayo la volvieron a valorar, pero todavía no han recibido carta con la solución.

La lucha continúa
Cecilia dice que no puede estar "batallando" porque tiene que atender a su hija, y en Madrid no tiene apoyo familiar. Añade que la ley de dependencia le "da dolor de cabeza" porque "sabe que existen ayudas y, sin embargo, no las disfruta".

Por su parte, Antonio Moreno, presidente del colectivo catalán Papas de Alex, manifiesta que no son "pobrecitos", que piden un "derecho". Él también sufre en sus propias carnes las carencias de la ley, su hijo, Álex, sufre una discapacidad del 84%.

Moreno continúa su lucha, ayudando desde el colectivo a otras personas, no obstante, reclama una mayor movilización en España. Explica que Papas de Alex es el único colectivo en el país que "demanda a la administración por la vulneración de los derechos humanos de los discapacitados".

leido en:
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/09/11/solidaridad/1221149140.html