miércoles, 14 de enero de 2009

Un enano no puede ser torero bombero, sin ser un oficio humillante

Inma, madre de una niña con acondroplasia, ha lanzado una batalla sin tregua contra un espectáculo que ella considera hiriente para quienes padecenesta enfermedad. En Zaragoza ha logrado la prohibición. Es la quinta ciudad que los destierra. Ellos defienden su oficio y arremeten contra la madre: «Sobreprotege a su hija y sólo va a conseguir que cuando crezca se sienta un bicho raro».

GLORIA VILLORIA PRIETO

Cuentos de enanitos y gigantones. Inmaculada Muniay sostiene entre las manos el libro que un día compró para su hijo Daniel. Lo contempla y medita si debería leérselo a su pequeña Ainhoa, que nació hace cuatro años afectada de acondroplasia. «A las 12 horas del parto, los médicos me comunicaron la enfermedad de Ainhoa y me eché a llorar. No por los problemas físicos que pudiera sufrir, sino ¡porque mi hija era enana!»... Avergonzada de su conducta, la maña se sintió víctima de los tópicos y prejuicios bufonescos que pesan sobre las personas con enanismo y se embarcó en una lucha para arrancar la mofa del subconsciente colectivo.Inma quiere hacer de su causa un gigante, aunque escriba un cuento con una moraleja a la que se resisten muchos enanos. Larga batalla la de la madre de Ainhoa.

Y una victoria ya. Sonada. Coincidió con las pasadas fiestas de El Pilar, en Zaragoza, su ciudad. El espectáculo el Bombero Torero, que incorpora enanitos desde 1953, quedaba desterrado por orden municipal. Carmen Gallego, una concejala de la Chunta Aragonesista, se conmovió por los argumentos de la madre y logró que el pleno municipal llegara hasta la prohibición. «Muchos», explica Inmaculada, «decían que este espectáculo es una tradición.Siempre les he respondido lo mismo: la ablación también lo es, mantengámosla».

El júbilo de la madre intentó ser acallado por las protestas de los protagonistas del festejo, que decidieron echarse a la calle en reivindicación de un oficio, sostienen ellos, que les permite ganarse la vida con dignidad. Las sensibilidades están a flor de piel. ¿Denigra un espectáculo cómico donde los protagonistas son enanos vestidos de torero o payaso? ¿Es indigno, como sostiene el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, recorrer el centro de la capital como hombre anuncio? Gallardón ha prohibido a los hombres anuncio y en otras ciudades, por iniciativas como la de Inmaculada, la actividad de los bomberos toreros está condenada a la extinción. Junto a Zaragoza, la compañía que en 1928 creara el showman Carlos Celis (inspirado en los bomberos que antes velaban por la seguridad de los teatros) tiene vetadas las plazas de Gijón, Oviedo, San Sebastián de los Reyes (Madrid) y Sant Cugat del Vallés.

¿Y a estos hombres y mujeres de pequeña estatura, alguien les ha pedido su opinión? ¿Creen ellos que participar en el Bombero atenta contra su dignidad? ¿Qué es dignidad, quién la calibra?

Juan Torres, colombiano con nacionalidad española, es el único de tres hermanos con acondroplasia, una mutación genética que aparece en uno de cada 20.000 nacimientos y afecta a 1.850 personas en España, según censo oficial. Desde el primer momento, su padre -también acondroplásico- y su madre fomentaron en él autoestima y seguridad, hasta el punto de que se convirtió «en la estrella del cole, donde era el ídolo por ser el único pequeño». Hernando Serrato, 57 años y 1,25 de estatura, su progenitor, siempre se dedicó al espectáculo -circos, teatros-, aunque la afición por los toros le arrastró a los cosos, donde ha pasado más de media vida codeándose con grandes maestros como Manolete o El Cordobés.

ÚNICA SALIDA

«Antes no había escuelas taurinas, la única salida para los aspirantes era actuar con nosotros para practicar y abrirse camino. Por eso, los toreros nos apoyan y nos tratan como a compañeros. Somos toreros como ellos; incluso tenemos más mérito, porque nos ponemos delante de becerros de 140 kilos con un cuerpo pequeño».

Hernando no sólo habla de él y de su hijo Juan, 29 años, 1,40 de estatura y tres lustros enrolado ya en el Bombero Torero.Aunque en la compañía hoy abunden los hispanoamericanos, esta gran familia bombera de los cosos, como siempre la han considerado las tres generaciones de Celis que la han dirigido, tiene raíces muy hispanas. De Puertollano (Ciudad Real) es Guillermo Márquez, 23 años, 1,36 de estatura y el menos veterano, con apenas 12 meses de bombero. En total suman 20 artistas; nueve con acondroplasia.Y todos, hoy por hoy, asustados con la que se les puede venir encima de seguir con su batalla gente como Inmaculada Muniay y otros padres y madres apoyados por la fundación ALPE Acondroplasia.«Nos quieren quitar un salario que ganamos con honradez y sustenta a nuestras familias. ¿Qué va a ser de nosotros? ¿Quién nos va a dar trabajo?», reflexiona en voz alta Hernando Serrato.

¿Qué es lo que ve Inmaculada, madre de una niña acondroplásica como Hernando (él tiene, además, un nieto con esa enfermedad), que no ven los protagonistas del espectáculo? Ella lo explica así: «Hablemos claro: la gracia del Bombero Torero reside en las dificultades que un enanito tiene para hacer ciertas cosas, no poder subirse a una valla o que los derribe un becerro. Y quien me lo niegue, que ponga en el mismo cartel a José Tomás, a Francisco Rivera y a uno de ellos para torear de verdad. Ya bastante tendrá mi hija en el futuro lidiando con el rechazo de algunos y con la dificultad para encontrar pareja. Para eso ya la prepararé yo, pero lo que al menos exijo como contribuyente es que en mi ciudad no se utilice mi dinero para ponérselo más difícil».

Pero hay más. Aparte de las risas y de la perpetuación de estereotipos -«son adultos, que trabajen en lo que quieran, pero que sepan que están dañando a su colectivo»-, Inma argumenta que «a los acondroplásicos sólo se les ve como personas pequeñas, no discapacitados (Ainhoa tiene un 33% de minusvalía) con grandes problemas físicos y neuronales. Yo misma tuve que advertir en el cole que no la hicieran saltar. Y el otro día se cayó, porque tiene los brazos cortos y le pesa la cabeza, y tuvimos que ponerle cinco puntos.Afortunadamente, no padece hidrocefalia ni problemas de oído, que son muy comunes en los acondroplásicos. Pero no aprendió a caminar hasta los dos años, tuvo cifosis (joroba) y una pierna se le está empezando a arquear. Por eso la gente tiene que saber que, cuando uno de estos enanitos hace piruetas, finge una caída o torea al becerro, se expone a sufrir problemas de columna vertebral gravísimos, entre otros».

Estos días, la batalla ha llegado casi al cuerpo a cuerpo. Juan, el hijo de Hernando Serrato, ha hecho de ariete sin contemplaciones.«Esa mujer está acomplejada por el problema de su hija. La sobreprotege y sólo va a conseguir que cuando crezca se sienta un bicho raro».

Lo cierto es que Inma escribe un blog -cuyos seguidores, unidos a los miembros de la fundación ALPE, siguieron su ejemplo y enviaron multitud de misivas al ayuntamiento de Zaragoza para hacer presión- donde cuelga constantemente fotografías de Ainhoa «para que la quieran como es, no la juzgue por su aspecto y se habitúen a su apariencia. ¿Habría hecho todo esto si quisiera esconderla y no la aceptara?».

Posturas irreconciliables. Ambos defienden la dignidad, pero la entienden de maneras opuestas: la dignidad de los discapacitados y la de elegir libremente un oficio.

Legalmente, el Bombero Torero no tiene pega. «Nuestra actividad está regulada por el Ministerio del Interior. Los pequeños pagan sus impuestos, están dados de alta en la Seguridad Social y figuran en el registro como toreros cómicos, en el mismo epígrafe que los diestros de la lidia seria», explica Carlos Celis, nieto del fundador del espectáculo, que interpreta el papel de bombero.«A los pequeños se les quiere y se les cuida. Nadie les explota.Tendrían que ver los que se oponen a esto la cara de admiración de los niños cuando les firman un autógrafo. Hay que tener la mente calenturienta para pensar que el público se ríe de ellos.Que eliminen a los payasos del circo entonces».

POCOS CONTRATOS

Con Juan Torres de cabecilla, los nueve acondroplásicos del Bombero interpretan papeles de payasos, presos, músicos y toreros en un show que a menudo ha presenciado el relevo entre padres e hijos. De marzo a octubre recorren ferias y cosos de España, Francia, Portugal y América. Han actuado incluso en China y EEUU.En los buenos tiempos llegaban a contratar 140 espectáculos al año y ahora, con suerte, no pasan de los 50.

Agosto y septiembre son los meses de más trabajo: multitud de poblaciones celebran sus fiestas con espectáculos taurinos en cuyo cartel el Bombero Torero (Popeye Torero, El Chino o El Gran Tin Tin) tiene un lugar reservado como una forma de inculcar a los niños la afición sin sangre y con risas.

De octubre a febrero la temporada taurina hiberna, pero la vida sigue. Entonces, los pequeños toreros cambian los trajes de luces por vestuarios más sugerentes. Desde hace año y medio, Pekeboys, empresa creada por Juan, da trabajo durante el parón invernal a casi todos los enanitos toreros, que amenizan despedidas de soltero y demás festejos con números musicales y striptease.Discotecas, clubes de alterne, restaurantes Disfrazados de militares, agentes del FBI o Elvis en miniatura, se contonean y desnudan para el alborozo de un público desacostumbrado y atónito.

Aseguran ejercer libremente su profesión y reivindican el derecho a elegir. Sin embargo, otros acondroplásicos -abogados como Felipe Orviz, administrativos, panaderos, médicos- rechazan lo que estiman «ser enano como objeto de chanza y burla y un desprecio de su condición, que no es sólo la de personas pequeñas», explica Cristina González, filóloga y presidenta de la fundación ALPE, que aclara: «no queremos quitarle el trabajo a nadie, pero que sepan que en las fundaciones tenemos convenios con entidades como ONCE, Fundosa o Mapfre, donde pueden encontrar un futuro laboral estable y digno».

Mientras el debate sigue vivo, Juan Torres organiza una asociación para defender sus derechos -«ya que la única que nos representa nos ataca»- e Inma prepara a Ainhoa para un futuro difícil como acondroplásica, pero ante todo, como ser humano: con dignidad.

Fuente:

http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2009/691/1231628405.html


NOTA DE MARI:
Hay personas que lo hacen porque les gusta, que tiene de malo, como discapacitada no veo ninguna humillacion sino mas bien una manera de ganar dinero si este oficio le gusta. Yo a esta madre le pediria sin mas que aceptara la realidad de su hija, que le enseñara a vivir y aceptar su discapacidad porque su hija saldrá reforzada en su autoestima, sin ella es vulnerable.