lunes, 10 de diciembre de 2007

Laborda recuperado de un infarto cerebral.....

Laborda deja la política tras aprobar «el mejor Estatuto para Castilla y León»

C. DELOS RÍOS


El senador por Burgos, en un momento de la entrevista en su despacho de la Cámara Alta. / FOTOPRENSA
Ya en 1977 Juan José Laborda (Bilbao, 4 de octubre de 1947) recorría como senador los pasillos de la Cámara Alta, donde, como ahora bromea, dialoga todas las noches con Sagasta. Muy del PSOE, al que lleva unido casi tantos años como a su mujer, dice que abandona, no sin antes agradecer haber disfrutado de estos treinta años de política activa, la mejor clase práctica de historia que podía haber recibido. Precisamente este profesor de Historia por la Universidad de Valladolid vuelve a Burgos, recuperado de un infarto cerebral, ilusionado ante nuevos retos y en paz consigo mismo. Entre sus recuerdos, el haber logrado frenar la caza del rorcual común, la segunda ballena más grande del mundo. «Si hay un paraíso de rorcuales, habrá un sitio para mí».

-¿Qué le ha llevado a tomar la decisión de retirarse?

-Físicamente tengo algunas limitaciones después del ictus cerebral que sufrí hace tres años, pero intelectualmente los médicos han conseguido cosas fantásticas; me han formateado el 'coco' y creo que ahora estoy mejor que antes. Sin embargo, tengo la sensación de que es conveniente que abandone la política activa para dedicarme a la reflexión.

-Su fuerza de voluntad es un referente, un ejemplo para aquellos que han sufrido su misma enfermedad.

-Me alegra que lo pueda ser. Yo he estado año y medio después del accidente cardiovascular compartiendo seis horas al día la rehabilitación con enfermos en mi situación. Con 57 años tuve que aprender dos cosas que la gente aprende cuando tiene un año: a hablar y a andar, y gracias a que desde el punto de vista intelectual estaba bien, he podido tener voluntad para reponerme. No he sufrido depresiones, pero he llorado como un cabrón... con 57 años... siendo la cuarta autoridad del Estado... encontrarte sentado en una silla de ruedas y no poder hablar, ni escribir...

-Desde su experiencia personal ha sido también crítico con la falta de medios públicos para favorecer la recuperación de los afectados por un infarto cerebral.

-Somos lo que se da en llamar enfermos invisibles, pese a que al año hay medio millón de casos, por lo que los poderes públicos no están incentivados como para dedicar más dinero a cubrir nuestras necesidades, como la rehabilitación, que es privada y muy cara. Yo tuve una gran suerte, puesto que cuando me sucedió estaba a cien metros del Congreso de los Diputados y su servicio médico y su ambulancia lograron meterme en una UVI en menos de media hora. Si eso me ocurre en el sur de Madrid, un día de fiesta, no hubiera encontrado un médico especialista para hacerme unas maniobras de reanimación. La rapidez y la formación sanitaria son también fundamentales.

-El anuncio de su adiós haciéndolo coincidir con la aprobación de la tercera reforma del Estatuto de Castilla y León, ¿ha sido intencionado?

-Casi todas las cosas importantes en la vida son producto del azar, pero en mi caso todo tiene un cierto sentido. Terminar la vida política parlamentaria con el Estatuto de Castilla y León es cerrar un círculo que empezó en 1977, y ha tenido una especial emotividad porque, para mí, se trata del mejor Estatuto que va a tener mi autonomía. A diferencia del de 1983, éste sí está respaldado por el consenso y, además, al definir Castilla y León como una comunidad histórica y cultural recuperamos nuestro pasado, nuestra tradición, la de los siglos XV y XVI, cuando en Castilla y León tuvieron lugar las manifestaciones más precoces de nacionalismo.

-¿Esta reforma era necesaria?

-Seguramente no era sentida como una necesidad.

-¿Con este Estatuto la región está preparada para despegar?

-Castilla y León está abierta al mundo, lo que la favorece, ya que el futuro pasa por ser 'mestizos'. Los nacionalismos de Cataluña y el País Vasco pretenden hacer su proceso autonómico a partir del hecho diferencial, lo que, en mi opinión, ha llevado a estas regiones a la decadencia.

-No es por tanto el momento del debate de la autonomía para León.

-Creo que no. Ahora no podemos jugar a las casitas cuando Castilla y León tiene que hacer frente a retos muy importantes.

Debilidad del Estado

-Como presidente de la Comisión General de las Comunidades Autónomas, por sus manos han pasado las seis reformas estatutarias de esta legislatura. ¿Tiene la sensación de que después de todo este proceso el Estado va a salir debilitado?

-Tengo la convicción profunda de que el Estado está en crisis en todas partes. El Estado tradicional ya no puede gobernar la globalización, y de hecho Europa está creando una alternativa, la UE.

-El que en las reformas se prime el territorio por encima de los ciudadanos, ¿puede favorecer las desigualdades entre las personas?

-Soy un defensor del individualismo, creo que el único sujeto con derechos es el ser humano, y nuestra garantía frente a los discursos que hablan de derechos colectivos o de pertenencia a determinado territorio debe ser la Justicia.

-Todos los gobiernos se han propuesto la reforma del Senado, pero ninguno lo ha conseguido. ¿Cuál es su idea de Senado ideal?

-A esta Cámara hay que darle una serie de atribuciones en materia de estatutos de autonomía, leyes de financiación, grandes normas que regulan las infraestructuras... Sobre su composición, soy partidario de que a los senadores se les elija en las elecciones autonómicas, y en lugar de designar cuatro parlamentarios por provincia, elegir a tres. El resto serían elegidos por cada parlamento regional.

-¿Tiene confianza en ver algún día esta reforma?

-Todos los elementos están en contra. Tenemos un sistema de partidos excesivamente invasor y las instituciones se están convirtiendo en instrumentos de los partidos políticos.

-¿Quién ha sido para usted el senador más brillante?

-El socialista Plácido Fernández Viagas, ya ha fallecido.

-¿Y cuál es la peor intervención que recuerda?

-Una mía... Fue en una interpelación al Gobierno sobre un accidente de tráfico ocurrido en Miranda de Ebro en 1980. Los amigos de Miranda me habían informado mal e hice 'el indio'.

-¿Añora no haber llegado a ser ministro... o presidente de la Junta de Castilla y León?

-Añoro más lo segundo que lo primero. El mandato de ministro dura de viernes a viernes y el cargo de presidente de la comunidad depende de ti mismo.

-El PSOE ganó las primeras elecciones autonómicas en Castilla y León y perdió las segundas, con usted como candidato a presidente, cuando meses antes las encuestas le daban como ganador. Ahora, 25 años después, ¿cuál fue el error?

-Ganamos las elecciones de 1983 porque nosotros teníamos candidato, Demetrio Madrid, y Alianza Popular no. Más tarde sucedió la historia terrible del procesamiento de Demetrio Madrid y su dimisión (el TSJ le absolvió posteriormente), que abrió una crisis profundísima entre nosotros. Esa ha sido la peor etapa de mi vida, la más difícil. A ello se sumó el tema del laboratorio nuclear de Salamanca, fue la puntilla. Hubo personas del partido, como Ciriaco de Vicente, que se equivocaron de medio a medio.

-Su elección en los años ochenta como secretario del PSOE en Castilla y León llegó tras una fuerte división en las filas del partido. ¿Aquel congreso de León supuso el principio de la caída del Gobierno socialista en esta región?

-De no haber existido esta división; de no haberse producido la desconfianza de parte del partido, entre los que me incluyo, hacia Demetrio Madrid; el no tener experiencia... nos llevó a desaprovechar las ventajas con las que contábamos. Podíamos haber hecho de Castilla y León lo que ha sucedido con Castilla-La Mancha. Cometimos todos un error, que fue no dar importancia a lo que supuso Demetrio Madrid en la presidencia de Castilla y León, y soy el primero en reconocerlo. Afortunadamente, con el paso del tiempo, Demetrio y yo hemos vuelto a mirarnos a los ojos.

-El liderazgo de Ángel Villalba también está ahora cuestionado tras las últimas elecciones. ¿Cuál es su diagnóstico?

-Ángel Villalba tiene una virtud, y es que él está dirigiendo el proceso de transición, lo que es muy benéfico y una actitud honrada, prudente e inteligente. ¿Quién será su sucesor? En mi opinión, una persona que logre el consenso no de arriba, sino de abajo.


http://www.nortecastilla.es/20071202/castilla-leon/hubiera-gustado-presidente-junta-20071202.html