La activista india Sunitha Krishnan dirige Prajwala, una de tantas organizaciones dedicadas a combatir el tráfico de mujeres y niños. Pero tanto su compromiso como su claridad a la hora de hablar, además de lo que ha conseguido, la convierten en un caso aparte.
En el prestigioso ciclo internacional de conferencias TED (Tecnología, Entretenimiento, Diseño) que ha tenido a la India como escenario por primera vez, Krishnan consiguió recaudar 100.000 dólares de la audiencia con una charla de veinte minutos. Y eso que su exposición fue cualquier cosa menos complaciente: "Está muy bien poder hablar de tráfico de niños en una sala con aire acondicionado", comenzó, "pero mis problemas empiezan cuando quiero reinsertar a uno de mis niños entre vosotros".
Sin perder la sonrisa, esta mujer menuda mostró las fotografías de tres jóvenes indias. Pranitha, Shaheen, Anjali. Tres historias parecidas de secuestro, explotación y abandono. En tres minutos, Krishnan disparó su historia a los asistentes, pero sin regodearse en el drama. "Esto ha pasado, está pasando y seguirá pasando; es mejor que lo sepáis".
Las escuelas rechazan sin miramientos a mis niños. Temen que sean portadores del virus del sida o algo asíAunque no lo contase en su charla, Sanitha Krishnan también tiene una historia parecida a la de "sus niños", como llama a los más de 3.000 que ha rescatado de redes de explotación sexual infantil. Cuando no era más que una adolescente, Sunitha Krishnan fue violada por ocho hombres y lo que más le dolió, recuerda, fue el rechazo que le impuso la sociedad, los amigos que le fallaron, las puertas que se le cerraron.
Por eso, cuando en 1996 el gobierno local de Hyderabad —su ciudad natal— decidió acabar con el barrio chino de la ciudad y miles de prostitutas fueron expulsadas, puso en marcha la ONG Prajwala. Su objetivo era conseguir que los hijos de aquellas mujeres no tuvieran que llevar la misma vida. "Los hijos de estas mujeres son aún más vulnerables que ellas; y es fundamental conseguir que no se vean obligados a seguir el mismo camino".
Rechazo
Durante su conferencia, Krishnan exigió a quienes la estaban oyendo que no la viesen como a una heroína. "Sólo soy una mujer que siente, piensa y actúa", dijo.
A veces tengo miedo y pienso si Prajwala en realidad perjudica a mis niños"A veces tengo miedo y pienso si Prajwala en realidad perjudica a mis niños. Un amigo que realizaba donaciones regularmente a la organización, no quiso ni oír hablar de contratar a una de las chicas rescatadas cuando se lo pedí. Las escuelas también rechazan sin miramientos a los niños que vienen de Prajwala. Temen que sean portadores del virus del sida o algo así. De modo que he acabado pensando que mi mayor problema no son las mafias que trafican con niños. Es la sociedad, que los rechaza".
Las palabras pronunciadas por Krishnan electrificaron a la audiencia y su mensaje hizo que las donaciones espontáneas alcanzasen los 70.000 euros en menos de veinte minutos.
Con su trabajo, Krishnan ha conseguido salvar a más de 3.000 niños de la prostitución, el turismo sexual, las redes de pornografía o la esclavitud sexual. Hace tiempo que las mafias que trafican con niños y mujeres han puesto precio a su cabeza —90.000 euros—, y después de haber sufrido varias palizas, una de las cuales le dejó sorda de un oído, Krishnan admite con una frialdad pasmosa que la falta de apoyo y protección pueden costarle aún más caro: "Es cuestión de tiempo, en dos o tres años habrán acabado conmigo".
Los ciclos de conferencias TED reúnen a pensadores, visionarios y líderes de todo el mundo, presentando charlas breves y directas con puntos de vista alternativos sobre todo tipo de temas. Algunas intervenciones, como la de Steve Jobs recordando cómo fue despedido de la compañía Apple, que él mismo creó, o la conferencia en la que Bill Clinton soltó un puñado de mosquitos "para que no sólo los pobres sepan lo que es el miedo a la malaria", han causado un gran impacto.
Después de la emotiva intervención de Sunitha Krishnan, el siguiente conferenciante, que iba a hablar de música electrónica, respiró hondo y dijo "creo que necesitamos un momento de silencio".
Fuente:
http://www.elmundo.es