lunes, 29 de octubre de 2007
Un camino que nunca ha sido ni es fácil
Leido en el periodico http://www.elpais.com
Es un fragmento del discurso del Principe de Asturias en la entrega de Premios Principe de Asturias 2007.
Nuestros premios se inspiran en ese precioso pensamiento, en la exaltación de la cultura, del trabajo, del esfuerzo, del compromiso moral. Por eso nunca olvidamos a quienes necesitan del aliento y de la fuerza de la solidaridad, a las víctimas del terrorismo, del fanatismo, de la pobreza y la injusticia.
El deseo de conocer, el ansia de comprender, están grabados, como se ha escrito, en el alma de los mejores hombres y mujeres. Despertar en otros seres humanos conocimientos y sueños que están más allá de los nuestros e inducir en otros el aprecio por lo que nosotros queremos es la apasionante aventura que persigue nuestra Fundación.
De esa manera, todos los años reconocemos públicamente los méritos de hombres y mujeres que con su vida, su obra o su ejemplo han contribuido al progreso de la Humanidad. Y lo hacemos con convicción y humildad desde una institución que nació hace casi tres décadas alentada por la esperanza en la que vivía España con su recién aprobada Constitución; que fue ratificada por una inmensa mayoría de compatriotas como fundamento de nuestro orden político y sabía guía de nuestra convivencia.
Desde entonces nos reunimos en una noche como esta y en este Teatro para recibir y honrar a hombres y mujeres que vienen de lugares muy distintos y lejanos del mundo, hablan diferentes lenguas, y se sienten parte de culturas, tradiciones y creencias muy variadas.
No piensan igual; no pueden ser más diversos. Pero, a pesar de sus diferencias estamos seguros de que es mucho lo que les une: Representan, por encima de todo, la lucha por los Derechos Fundamentales, especialmente por el derecho a la vida y a la dignidad de las personas; son defensores de la libertad y de los valores democráticos; son capaces de convivir en la diferencia y consideran su propia diversidad como una fuente de enriquecimiento colectivo. En definitiva, son ejemplo vivo de lo que también los españoles nos propusimos hace ahora treinta años para nuestro país y que seguimos construyendo para las futuras generaciones.
Como Heredero de la Corona dedico y dedicaré a esta gran tarea todos mis esfuerzos. Sigamos trabajando todos unidos, poniendo nuestro mayor empeño, en esa gran empresa de hacer de España una sociedad cada vez más sólida y cohesionada en torno a los principios y valores de nuestra Constitución.
Hoy, cuando concluyen doce intensos meses de trabajo y de alegrías para todos los que formamos parte de la Fundación, y empiezan de inmediato nuevos trabajos y nuevos afanes, podemos reafirmar que nos siguen moviendo todos esos ideales, la ilusión nunca vencida de seguir haciendo ese camino; un camino que nunca ha sido ni es fácil, y que va al encuentro de las más altas metas, pues cuando ellas no existen sólo se escuchan el estéril paso de la rutina y la voz de lo insignificante.
Muchas gracias.