La buena salud es fundamental para el desarrollo económico y la prosperidad de una sociedad. En el mundo en desarrollo, la mala salud genera un ciclo vicioso: las mismas condiciones que crean la pobreza ponen en mayor riesgo la salud. Entre las condiciones peligrosas podemos mencionar los ambientes sucios e inseguros, la mala nutrición y la falta del acceso a asistencia médica. Con frecuencia, la población de los países que emergen de un conflicto y los individuos que viven una situación de crisis corren mayor riesgo de padecer problemas mentales.
La salud guarda estrecha relación con el desarrollo, por eso forma parte de tres de los Objetivos de desarrollo del milenio de las Naciones Unidas: frenar y contrarrestar los efectos del VIH, el paludismo y otras enfermedades, mejorar la salud materna y reducir las muertes prematuras en los niños. La mala salud contribuye a acrecentar la desigualdad sexual porque las mujeres sufren de mala salud en forma desproporcionada.