El director Klaus Ehfort triunfa en Berlín con una compañía formada por personas con discapacidades psíquicas y físicas
PAOLA ÁLVAREZ
BERLÍN
Viéndole sentado en una silla de plástico, con una chaqueta amplia de colores y un enorme sombrero plateado, pocos dirían que Klaus Ehfort fue uno de los directores de teatro más célebres de la extinta República Democrática de Alemania (RDA). En aquella época veía cómo se representaban sus obras entre bambalinas. Ahora, sin embargo, Ehfort también actúa, aunque lo hace disfrazado entre los miembros de su compañía para pasar desapercibido en el escenario, desde donde dirige la acción. Sus actores son tan profesionales como los de antes, pero tienen una peculiaridad, la mayoría son discapacitados físicos o psíquicos.
Cansado de la censura de la Alemania comunista, en 1990 Ehrfort creó la fundación taller para discapacitados Sonnenuhr, junto a su compañera, Gisela Höhne, con la que había tenido un hijo con síndrome de Down 14 años antes. "Quería hacer algo bueno por Moritz (el hijo) y siempre he creído que en el arte y en especial en el teatro está la mejor terapia para todo", dice Ehfort.
Proyecto profesional
Hoy, casi dos décadas después, el teatro que surgió de esa asociación, el Ramba Zamba, es conocido en Alemania como el más integrador del país. Con más de 25 obras representadas a sus espaldas y 14 en constante representación, tanto Ehrfort como Höhne, que dirigen por separado los dos grupos que conforman la compañía, se han ganado el respeto cultural y social y ya pocos consideran su proyecto como algo meramente social, sino como un proyecto de teatro profesional.
Después de años recibiendo buenas críticas y participando en festivales, su gran acercamiento al público llegó en el 2006, cuando uno de los montajes de Höhne fue seleccionado para el programa cultural del Mundial de Fútbol de Alemania y recorrió todo el país. "Fue todo un éxito, era algo muy distinto de lo que se había hecho hasta entonces: el escenario era descomunal, toda la escenificación mucho más compleja- pero gustó muchísimo e hizo que mucha gente se diese cuenta de que realmente somos una compañía de teatro profesional", dice Golo Kohl, encargado de comunicación del teatro.
En las distintas obras de Ramba Zamba participan más de 40 actores. El grupo de Höhne está formado por unos 17, la mayoría con síndrome de Down, mientras el de Erfohrt cuenta en algunas obras con más de 30 y une discapacitados físicos, psíquicos y actores no discapacitados. "Al menos no oficialmente", comenta divertida Delia Pereira, una de las actrices del grupo de Ehfort. "Cada uno tiene lo suyo. Además aquí las discapacidades de cada uno son lo que lo hacen especial, lo que les diferencia de los demás", dice.
Ese es precisamente el punto fuerte de Ramba Zamba. "Lo bonito es que no tenemos un programa concreto de integración, pero la mejoría de nuestros actores en su integración social es un efecto secundario de la participación. Es natural que recibir el aplauso de cientos de personas mejore el ego y la confianza", nos cuenta Golo. Muchos de los actores de Ramba Zamba han tenido una vida dura, algunos no se atrevían a salir solos a la calle. Ahora son profesionales del teatro y los más habituales empiezan a tener contratos dignos.
Cine y televisión
"Ha sido mucho más difícil de lo que esperábamos, no es sencillo conseguir un contrato como artista para un discapacitado", confiesa Golo. Hasta el momento solo 18 de estos actores tienen un verdadero contrato, aunque la asociación espera que, gracias al apoyo de una fundación berlinesa, lleguen a 30 este año. Algunos de los actores participan en otras obras en teatros berlineses, en series de televisión y uno de ellos participará dentro de poco en una película. Ramba Zamba es para muchas de estas personas trampolín y agencia.
Ver a los chicos de Ramba Zamba en escena es una liberación. El director del célebre teatro berlinés Volksbühne dijo de ellos que eran los únicos "que no sufren la crisis del teatro". Desde luego lo parece, la frescura, la sinceridad, la dedicación y la emoción que estos profesionales transmiten en escena son difícilmente igualables.
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